Las elecciones
generales del 20D, una oportunidad perdida para popularizar un programa de
ruptura con el capitalismo
El balance de la
crisis capitalista estos últimos 8 años es demoledor para las clases populares
en el estado español. Paro, precariedad, cada vez más desigualdades entre
hombres y mujeres, miseria, desahucios, y un largo etcetera. La situación no
parece que vaya a cambiar después del 20D. La propia comisión europea ya ha
anunciado que el próximo gobierno tendrá que recortar unos 15 000 millones de
euros. Sin embargo, el balance de esta crisis no es igual de demoledor para
todos. Es más, algunos han utilizado dicha crisis para seguir enriqueciendo más
y más de forma indecente.
Las políticas
llevadas a cabo tanto por el PSOE made in ZP primero y por el PP ahora han ido
en el mismo sentido: beneficiar mediante sus políticas a esos pocos, cada vez
más ricos, que detienen la mayor parte de las riquezas. Estas elecciones deberían
habernos permitido señalar esa contradicción y haber popularizado un programa
que, conectando con el sentir de la clase trabajadora y de la juventud,
permitiera avanzar en la necesaria ruptura con el sistema capitalista,
responsable en definitiva de la situación actual que padecemos.
Un programa que
defienda el derecho a la vivienda, unos servicios públicos de calidad, el
reparto de las riquezas, el derecho a un trabajo digno, la ruptura con el
régimen del 78 y sus instituciones debe poner sobre la mesa elementos como el
no pago de la deuda, la expropiación de las viviendas vacías en manos de las
entidades financieras, la prohibición de los despidos, el reparto del tiempo
del trabajo con igual salario, la expropiación de los sectores estratégicos y productivos,
la reforma agraria que ponga a disposición de la clase trabajadora las tierras
de los grandes terratenientes expropiándolas, la creación de una única banca
pública bajo control de lxs trabajadorxs con el fin de destinar el dinero a las
necesidades sociales de la mayoría y no a la especulación de una minoría.
Las elecciones del
20D habrían sido ideales para socializar estas reivindicaciones en un momento
en el que el debate político interesa una gran parte de la sociedad. Pero no
basta con socializar un programa, también hay que socializar como se impone un
programa de esas características. Un programa que se enfrenta verdaderamente a
los intereses de los de arriba, es decir a su propiedad privada, sólo puede
llevarse a cabo mediante la movilización sostenida de la clase trabajadora y de
la juventud. Las conquistas sociales a lo largo de la historia se han alcanzado
mediante la lucha consciente de las clases populares. Las elecciones siempre
han sido un punto de apoyo pero nunca un fin en sí mismo.
PODEMOS Y UNIDAD
POPULAR, dos candidaturas que no atacan a la propiedad privada de esa minoría
Sabemos que ambas
candidaturas pueden a día de hoy generar ilusiones en las clases populares de
cara al 20D. Sin embargo, entendemos que la tarea de la izquierda
anticapitalista y revolucionaria debe ser disipar esas ilusiones cuando dichas
alternativas políticas ya han tomado una orientación y un discurso firme de
gestión de las instituciones del 78 y del sistema económico. A día de hoy,
ambos procesos (Podemos y Unidad Popular) no están ya abiertos. Ya no está en
disputa la orientación final y las bases pintan cada vez menos.
Podemos ha optado
definitivamente por la aceptación de las instituciones del régimen del 78 y ya
habla como mucho de reformar la Constitución del 78. Nada nuevo bajo el
sol en cuanto al modelo territorial o de
estado. En cuanto a la cuestión de romper con un sistema económico injusto que
genera desigualdad y miseria, nada. Se trata a lo sumo de gestionar el sistema
capitalista de la manera más humana posible pero sin hacer tambalear los
pilares que ocasionan dichas desigualdades.
En cuanto a Unidad
Popular, el balance es parecido. El proceso de UP ha finalizado en una
candidatura dirigida por la dirección de IU pero con una marca nueva para
intentar resistir al invite electoral. Es cierto que ambas alternativas pueden
generar ilusiones. Pero qué se puede
esperar de organizaciones que en cuanto han podido han gobernado de la mano del
PSOE y han aplicado políticas de recortes contras las clases populares o que han
aplaudido el 3º memorándum griego aplicado por el gobierno de Tsipras y Syriza
en Grecia que conlleva recortes, privatizaciones y represión a los que se
movilizan contra la Troika. Alberto Garzón y Pablo Iglesias defienden esas
políticas. Cada uno con sus matices pero defienden al fin y al cabo una misma
lógica: la de no enfrentarse a la propiedad privada de los que no dejan de
enriquecerse estemos o no en crisis.
El discurso político
y programático ha ido en el caso de Podemos pasando de algunos elementos que
permitían, durante las elecciones europeas, poner sobre la mesa la cuestión de
la ruptura como el no pago de la deuda, la prohibición de los despidos en
empresas con beneficios, la nacionalización de los sectores estratégicos o el
derecho de autodeterminación a la reestructuración de la deuda, el abandono de
la renta básica, la ambigüedad con respecto a la OTAN y al pacto antiyihadista,
el abandono de la jubilación a los 60 años, el alineamiento con C's, PSOE y PP
en contra del derecho a decidir en Catalunya, etc.
En cuanto a UP-IU,
el discurso puede aparentar ser más de izquierdas, sin embargo existe una gran
diferencia entre lo que dicen y hacen. No hay más que ver las experiencias de
cogobierno con el PSOE o su posición con respecto a cuestiones delicadas y de
fuerte presión electoral como son el proceso independentista catalán o los
atentados de París. En el primer caso, deciden votar no a la resolución
independentistas en el Parlament argumentando también que la decisión reside en
el conjunto del estado español y en el segundo, deciden no denunciar las
políticas imperialistas del gobierno francés que alimenta el terrorismo de ISIS
ni el apoyo del PCE y del Front de Gauche a la ampliación del estado de
emergencia a tres mesas que prohíbe manifestarse y reunirse y por lo tanto
cualquier tipo de respuesta en la calle contra las políticas guerreras del
gobierno de Hollande. Todos eso sin hablar del papel que ha jugado IU/PCE en la
política de concertación social llevada a cabo por la dirección de CCOO.
Por todas esas
razones desde IZAR llamamos a no votar a ninguna de estas dos alternativas para
no contribuir a generar falsas ilusiones. Sabemos que much@s de l@s compañer@s
con los que llevamos tiempo compartiendo luchas y debates en el seno de Podemos
decidirán votar dicha opción. Esto no debe impedirnos encontrarnos el 21D en la
calle. La tarea gane quien gane el 20D seguirá siendo la de reconstruir la
movilización. Ahí deberemos encontrarnos si queremos hacer frente a las políticas
antisociales que nos esperan.
Hay que construir ya la
“segunda vuelta” social
Sea cual sea el
escenario de gobierno que nos encontremos después del 20 de diciembre las
políticas de recortes seguirán adelante. La Comisión Europea ya ha avisado.
Estas políticas de austeridad tendrán que enfrentarse desde la movilización y
las huelgas. No podemos esperar a que las organizaciones políticas que sólo
están pensando en ganar cuotas electorales o que las direcciones de las grandes
centrales sindicales que llevan años llegando a pactos antisociales con las
patronales impulsen la movilización.
La tarea central de
la izquierda anticapitalista y revolucionaria tiene que ser empujar estas
luchas en los centros de trabajo, en los centros de estudio y en los barrios
defendiendo un programa para la clase trabajadora y la juventud. Elementos como
la solidaridad con el legítimo derecho del pueblo catalán a decidir su futuro o
el no al envío de tropas a Siria por parte del Estado Español en apoyo a una
guerra imperialista son luchas que, junto con la lucha contra la islamofobia,
los derechos laborales, las pensiones, los servicios públicos y los derechos
contra todo tipo de opresión, están por librar después del 20D.
El
pasado 28 de noviembre en Málaga se lanzó la iniciativa “No Hay Tiempo Que
Perder”. Un paso más para tratar de unificar a todxs aquellxs que se llevan
movilizando desde el inicio de la crisis para conseguir que ésta la paguen los
capitalistas. Desde IZAR vamos a contribuir a fortalecer un espacio de esas
características. Es el momento de golpear juntos y de proponer de manera
unitaria una hoja de ruta para enfrentarnos al nuevo gobierno que salga de
estas elecciones y que llevará a cabo una política acorde con la Troika. Pero
al mismo tiempo, “No hay tiempo que perder” es también una ocasión para ir
construyendo un espacio político unitario, claramente anticapitalista e
independiente a Podemos y a Unidad Popular. Y es que gane quien gane el 20D,
hay que preparar la “segunda vuelta” social contra los recortes, las privatizaciones,
el paro y la precariedad.
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