domingo, 20 de septiembre de 2015

GRECIA: COMUNICADO DE OKDE-SPARTAKOS ANTE LAS ELECCIONES DEL 20 DE SEPTIEMBRE

Otro gobierno se derrumbó, por la misma razón por la que se derrumbaron también todos los anteriores. Porque la crisis del capitalismo no sólo no ha sido superada, sino que se hace más profunda. Porque los banqueros, los industriales, los armadores, los capitalistas exigen más y más sacrificios de los trabajadores en el altar del sistema que asegure sus beneficios. Pero también porque las y los trabajadores, desempleados y sectores pobres no pueden aceptar más sacrificios. Que el próximo gobierno, sea cual sea, no tenga ninguna esperanza de que el movimiento le dejará enraizarse más que los anteriores

Votemos contra el gobierno del memorándum
Ignorando de forma desafiante el movimiento del NO y el arrollador resultado del referéndum, el gobierno SYRIZA-ANEL acordó, diseñó y aprobó el 3º memorándum. SYRIZA se comprometió a imponer un enorme paquete de austeridad y privatizaciones como pago a las burguesías nacional y europea, cuya abrumadora presión no dejaba ningún margen a “compromisos honestos”. El gobierno y el partido de TSipras se pusieron al lado de los poderosos, de la clase capitalista.

Se comprometió firmemente a colaborar con el apoyo de sus socios, los nacionalistas de derecha de Kammenos (ANEL, Griegos Independientes) y con los antiguos partidos burgueses pro-memorándum ND, PASOK y El Río. Y se esforzó en imponer este ataque por cualquier medio, sean cuales sean los esfuerzos: con represión, violencia policial y procesos judiciales contra los activistas que se opusieron al tercer memorándum. SYRIZA se burló de las esperanzas depositadas y castigó duramente a cuantos creyeron que simplemente y sólo con el voto se podían cambiar las cosas.

Este desarrollo de los acontecimientos no fue en absoluto casualidad. Fue el resultado natural de la lógica política previsible de SYRIZA, de una profunda y consolidada gestión política del estado burgués y de colaboración de clase, que conduce de manera determinante al lado de poderoso, de la clase capitalista. Aspiró a encontrar soluciones progresistas dentro de la Unión Europea y el euro, pero la UE y su moneda son por naturaleza mecanismos de austeridad y explotación. Intentó conciliar los intereses de los trabajadores con los de la patronal, pero éstos son totalmente incompatibles, y cualquier ilusión favorece sólo al poderoso.

La presión de los líderes de la UE y del FMI fue enorme, pero la decisión de alinearse con ellos, y no con el movimiento que desafió a los chantajes y gritó NO, pertenece exclusivamente a SYRIZA. No hay ninguna excusa para Tsipras y su partido, por eso su misma estructura se desintegra con las renuncias diarias de sus miembros y cargos políticos. Hoy Tsipras trata de mantenerse en el gobierno, probando cualquier tipo de alianza y calculando cómo seguir dando la buena imagen a la burguesía y la UE.

El período tras las elecciones será de feroces ataques: reducción de salarios y de las pensiones, despidos y paro masivo, convenios laborales todavía más flexibles y edad de jubilación a los 67, con el traspaso de aeropuertos, puertos, correos, energía eléctrica y servicios públicos en manos privadas. Con una deuda que no va a dejar de crecer y cargarse sobre las espaldas de los trabajadores y desempleados, es decir, de aquéllos que no tienen ninguna culpa en su creación ni ninguna obligación en pagarla.

Pero el periodo postelectoral también puede convertirse, y así debe ser, en una etapa de contraataque masivo. El contraataque decidido y reforzado de nuestra clase, de los trabajadores, desempleados, de la juventud, de los pobres y oprimidos. También el de los inmigrantes, de los que se ahogan en las fronteras, se amontonan en los campos de internamiento o dan su sudor y sangre en las fábricas, la construcción o los campos de fresas en Grecia y en toda Europa. El de las mujeres, a las que la crisis del sistema amenaza con volver a encerrar en casa, y el de los homosexuales y personas LGTBI.

La crisis de SYRIZA es parte de una profunda y más amplia crisis del sistema político, que tiene como base la continua crisis económica capitalista internacional, que estalló en nuestro país con una violencia particular. Los partidos burgueses aliados del antiguo bloque pro-memorándum se muestran incapaces de aprovecharse de la crisis de SYRIZA. Nueva Democracia aplaza su reconstrucción con la dirección transitoria de Meimerakis, que simplemente reconcilia temporalmente las partes. El PASOK después de la época de Venizelos, que ha perdido por mucho tiempo el tren de regreso a sus viejas glorias, lo que Papandreu intentó reconstruir con su partido.

El Río, el nuevo niño mimado de la burguesía, se prepara obviamente para cumplir su nuevo papel gubernamental, sin embargo no tiene el potencial aún de encabezar un gobierno. A DIMAR (Izquierda democrática) ya no la recuerda nadie y la misma suerte tendrá pronto también ANEL (Griegos independientes). En estas condiciones, hasta el momento la burguesía no tiene otra opción que una SYRIZA rebautizada burguesa en el marco de un gobierno de coalición con los jugadores más leales para esto.

De nuevo nuestra clase a las calles
El fuerte movimiento del NO en el referéndum, a pesar de las intenciones de SYRIZA, imprimió una clarísima división de clase en la sociedad. Los barrios ricos y la patronal votaron SÍ y las zonas pobres y el conjunto de los trabajadores votó NO. A pesar del entumecimiento debido a las ilusiones parlamentarias que habían debilitado durante un tiempo las movilizaciones, el movimiento de los trabajadores y los oprimidos fue hecho salir a la palestra. Abrió una nueva grieta en el sistema y dejó un importante poso para las luchas que viene en contra de las medidas del memorándum.

Esta ruptura tiene que ensancharse en las elecciones, pero sobre todo después de éstas. No tebemos ninguna razón para querer mantener la estabilidad de un sistema que nos explota y oprime. Justo totalmente al contrario, estamos cargados de razones para desestabilizarlo y derribar sus cimientos.

Un movimiento masivo y sin concesiones es el único modo de rechazar las nuevas medidas y cancelar derribando las viejas. Se necesita el compromiso de todos aquéllos que quieren luchar, de todos los que gritaron y gritan: “¡NO hasta el final!”. Necesitamos movilizar a todos los sindicatos y organizaciones no ahogados por las burocracias y la creación de nuevas estructuras para los trabajadores donde no las hay.

Necesitamos comités locales de lucha en los barrios, en los centros de trabajo, en las universidades. Es necesaria la contruccion de cordinación, con portavoces elegidos democráticamente y cintrolados por las asambleas locales. Estra propuesta no es un producto de nuestra imaginación. Tiene su antecedente inmediato en la Coordinación de Sindicatos de base, en las ocupaciones de Diciembre de 2008, en las asambleas de las plazas y en los comités antifascistas. Hoy algunos pasos para esta cordinación ya se han dado.

En el marco de esta nueva dinámica, la estrategia es un tema candente. La lógica de la oposición a los memorándums y la austeridad, sin la ruptura con las instituciones del estado burgués, la UE y el propio capitalismo, mostró evidentemente sus límites. No fue la charlatanería política de Tsipras la que trajo el tercer memorándum, fue la idea de que se puede romper con la austeridad sin romper con el sistema. El capitalismo en crisis significa ataque a los trabajadores y austeridad, y esto será lo que haga cualquier gobierno que trate de gestionar el sistema, por muy antimemorándum que se declare.

Esto hoy significa que un frente del NO, imprescindible a nivel de acción social y de colaboración en huelgas y luchas, sería a nivel político totalmente insuficiente. La izquierda anticapitalista, como la fuerza más consciente del movimiento, necesita constituir un polo autónomo en lo político y electoral. La fuerza de un polo de tales características es absolutamente necesaria para vencer en los combates actuales.

No podemos y tampoco queremos vivir como nos han condenado a vivir. Exigimos que la riqueza que produce la clase trabajadora, y sólo ésta, vuelva a sus manos. Pedimos que la gran mayoría social de trabajadores y desempleados tome el poder de una pequeña minoría social que detenta la riqueza y los medios de producción. Esta minoría tiene nombre: burguesía. El sistema que garantía sus intereses también tiene nombre: capitalismo. Éstos son nuestros enemigos.

La izquierda parlamentaria existente no basta
La izquierda reformista del parlamento se niega a cuestionar exactamente las bases de la dominación de clase de los capitalistas: las instituciones del estado capitalista, la UE y el euro, la propiedad privada en los medios de producción y las fuentes de riqueza. Intenta reformar el sistema sin entrar en conflicto con sus cimientos y reglas. Esto se ha demostrado imposible muchas veces en la historia en el plano internacional, y se demostró una vez más con SYRIZA, que no sólo no reformó nada sino que se reformó a sí misma y pasó al bando del capital. La reforma del sistema con sus herramientas, y no su derribo, es una utopía.

Aunque con retraso, la salida de Unidad Popular de SYRIZA y su intención de resistir al nuevo memorándum es positiva. Sin embargo, el carácter político de LAE no se juzgará por sus buenas intenciones, como tampoco se hizo con la formación de Tsipras. El frente contra el memorándum patriótico, democrático y progresista de Lafazanis está a nivel programático muy por detrás de las necesidades reales de los trabajadores, los desempleados y oprimidos.

Unidad popular niega el memorándum y el euro, pero sin rechazar nada de lo que llevó a SYRIZA a la completa dedicación al memorándum y la salvaguarda de la Eurozona: la gobernabilidad, la aspiración por la gestión y la reforma del estado capitalista, la lógica de la unidad nacional, el mismo programa preelectoral de SYRIZA. La negación de LAE de poner en el programa la desvinculación de la UE es sintomática de su carácter político, pero no es el único problema.

Los dirigentes de LAE ya han estrechado lazos con la burocracia estatal. En un plazo de 6 meses 4 exministros participan de los negocios en ELPE (Hellenic Petroleum), de las minas de Skouries, de Cosco en el puerto de El Pireo, de la alianza militar con Israel, pero también del voto a favor del gobierno de coalición con los ultranacionalistas de ANEL y el indulto al mando policial responsable de la represión en el levantamiento de Diciembre de 2008 de Pavlopoulos es por sí solo bastante.

El horizonte de LAE es hoy la búsqueda de una etapa de “reestructuración productiva”, de autarquía nacional dentro del capitalismo. En cuanto a su modo de funcionamiento, Unidad Popular copia la estructura y construcción de SYRIZA. En la práctica, LAE engloba a los activistas que se desvinculan del partido de Tsipras pero se les impide dar un paso decisivo hacia la izquierda anticapitalista.

El KKE advirtió generalmente de forma correcta sobre los caminos sin salida de SYRIZA, sin embargo en realidad no optó por algo radicalmente diferente. En medio del gran movimiento de 2011, lo que iba a proponer a los desempleados, los manifestantes y ocupantes de ministerios y ayuntamientos eran básicamente elecciones para reforzar al propio partido. Con palabras algo más a la izquierda, decía más o menos lo mismo que decía Tsipras: que la solución es parlamentaria. Las aspiraciones de la dirección burocrática van siempre por delante de las necesidades del movimiento obrero.

Con la propuesta de invalidar el referéndum, el KKE se negó a dar la batalla del NO y a tomar posición en este enfrentamiento de clase entre los trabajadores y el capital. La retórica radical, “sin falsas ilusiones”, en realidad oculta una posición muy conservadora, que evita cualquier ruptura con el sistema. La salida individual de las movilizaciones por parte de PAME y la denuncia constante de todo lo que no hace el movimiento, simplemente debilita al partido como instrumento válido.

El 20 de Septiembre, votamos ANTARSYA
En las próximas elecciones, la apuesta es la de la izquierda anticapitalista, combativa e independiente, útil para las nuevas luchas que vienen. Con el mandato de volver a las calles y la necesidad de que los trabajadores y trabajadoras, los oprimidos y oprimidas, se apoyen en sus propias fuerzas.

Las fuerzas de ANTARSYA participan en estas eleciones en coalición con el EEK (Partido Obrero Revolucionario) y activistas no organizados de la izquierda. Participa en contra de todos los partidos del capital y del sistema y de forma independiente de los partidos reformistas. A pesar de todos los problemas organizativos y políticos que afronta desde hace tiempo, ANTARSYA es la única fuerza visible, en el plano social y político, que impulsa con su acción diaria un programa y estrategia de ruptura inmediata.

Nuestra organización OKDE-Spartakos, como componente fundacional de ANTARSYA, apoya sus candidaturas y participa en ellas. Los candidatos que proponía proceden del movimiento sindical combativo, las luchas juveniles y el movimiento estudiantil, de la histórica izquierda revolucionaria pero también de las movilizaciones de los últimos años y la forman un 50% de mujeres.

La izquierda anticapitalista revolucionaria no está condenada a la invisbilidad electoral. Para que esté presente en las elecciones, no es necesario que mutile su programa, que renuncie a su fisionomía política y tenga un discurso digerible y ambiguo. Un ejemplo que nos dio la izquierda revolucionaria en Francia en la última década, donde una alianza de fuerzas trostskistas internacionalistas (LCR y LO) alcanzó el 10%. Un ejemplo más actual es el del Frente de Izquierdas y de los Trabajadores (FIT) en Argentina, en un país en el que la clase trabajadora padeció situaciones similares a las que afrontan los trabajadores y trabajadoras aquí.

El FIT fue constituido por tres organizaciones de la izquierda revolucionaria del espacio trotskista. Se negó a integrarse en alianzas amplias populistas, que anulaban la independencia de clase en favor de alianzas con sectores patrióticos de la burguesía y pequeños y medianos empresarios. Defendió claramente un programa anticapitalista y de clase, y éste lo condujo más allá del margen. En poco tiempo, el FIT consiguió convertirse en la cuarta fuerza electoral del país, con un porcentaje de alrededor el 5% a nivel estatal y hasta del 20% en algunas ciudades.

En las próximas elecciones presenta como candidato al trabajador Del Caño. La fuerza real del FIT, que se refleja indirectamente también en las elecciones, son sus cimientos de clase trabajadora y de los movimientos. Encabeza la autoorganización de Zanón y de otras fábricas ocupadas, tiene profundas raíces en los grandes movimientos de desempleados y una presencia importante en los sindicatos.

Una corriente consciente anticapitalista de este tipo existe también e Grecia, y tiene el potencial de reforzarse políticamente, incluso en unas elecciones, por muy insuficiente y parcial que sea su presencia y resultado.

Con los militantes de de Unidad Popular, del KKE y de los sindicatos, como con todas las corrientes de la izquierda hasta los anarcosindicalistas, la izquierda anticapitalista y revolucionaria tiene que coordinarse en la acción, porque el rechazo de las medidas exige la mayor movilización posible. Sin embargo, políticamente no puede fusionarse con el reformismo. Se necesita una fuerza consciente que se niegue a integrarse en el sistema y lleve a las luchas hast el final. Se neesita una izquierda que confíe en las movilizaciones. ANTARSYA es el mayor paso que se ha dado en esta izquierda.

Sólo a una fuerza de este tipo tiene sentido que apoyemos en las siguientes elecciones. Los trabajadores y trabajadoras, los desempleados y los sectores oprimidos y pobres no pueden simplemente elegir el mal menor. Por otra parte, el mal menor ya no existe. No pueden ir a otros dilemas de chantaje: que regrese la derecha, que se quede fuera del parlamento la izquiera reformista, etc. Deben votar tal como luchan.

ANTARSYA es una realidad que conocen todos los que se activan en los sindicatos, en las organizaciones estudiantiles, en os movimientos y en las calles. Estuvo presente con todas sus fuerzas en las grandes luchas de los últimos cinco años. Sin dar ninguna confianza al gobierno SYRIZA-ANEL, dio más activos que cualquier espacio de lucha para el NO en el referéndum, gritando al mismo tiempo NO a las propuestas de SYRIZA y no a la UE y al euro. El voto a ANTARSYA no es una propuesta simplemente para las urnas, sino que es una propuesta de lucha.


En las urnas queremos expresar lo que hacemos todos los días en las calles, en los barrios, en los centros de trabajo y en las escuelas: la revuelta.

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