lunes, 27 de julio de 2015

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Editorial de la revista de IZAR (julio-Agosto)

El pasado 13 de julio, el primer ministro Tsipras daba su visto bueno para el acuerdo entre su gobierno y la UE. El 15 de julio, ese mismo acuerdo fue adoptado por los diputados. Una semana antes sin embargo, el 61% de los votantes en Grecia habían rechazado nuevas medidas de austeridad durante el referéndum convocado por el propio Tsipras.

Ese nuevo memorándum es un nuevo ataque sangriento para l@s trabajadorxs y la juventud.
Por mucho que el primer ministro intente convencer de que ha hecho eso para evitar un nuevo drama económico, ¿quién puede creérselo a estas alturas? Tsipras ha pasado de la consulta popular que él mismo había organizado, renegando de todas sus promesas, prefiriendo incluso negociar con el FMI, el banco central y la comisión europea, hasta el punto de acabar serviendo en bandeja a la clase trabajadora griega a sus depredadores. Y es que ese nuevo acuerdo es aún más agresivo que los anteriores. Para acceder a la petición de Grecia de un nuevo préstamo, los gobiernos europeos, encabezados por los de Hollande y Merkel, se han ensañado: para devolver el dinero, Grecia va a tener que realizar nuevos recortes. Este tercer memorándum rima con desempleo, reducción de salarios, de escuelas, de sanidad y de viviendas. Tendrá como consecuencia aún más gente pidiendo por las calles, más enfermos que no puedan ser atendidos, más pobres que ya no tienen donde vivir ni qué comer, gente a la que la miseria conduce incluso al suicidio.

Amas de casa, docentes, trabajadorxs del puerto del Pireo o de Tesalónica, parad@s, estudiantes, ninguno de éstos es responsable de esta maldita deuda. Los responsables de esa deuda, son los armadores griegos exentos de impuestos sobre los beneficios, que tienen domiciliadas sus cuentas en Suiza a unos niveles que alcanzan varios miles de millones de euros. Es la iglesia ortodoxa, que al esconder alegremente la totalidad de su patrimonio, se beneficia en cambio de regalos fiscales sin publicar, además, nunca sus cuentas. Y por supuesto son los bancos los que han, en primer lugar, inundado Grecia de un sin fin de liquidez prestando a las empresas, a los particulares, al Estado griego. Resultado : 500 mil millones de euros para que se “recuperasen” a cambio del pago y de la devolución con creces a nombre de los Estados y por tanto de las poblaciones.

El impasse de las políticas reformistas
La política de Tsipras que consistía en negociar con la UE, en suplicar a las burguesias francesas y alemanes no servía de nada. Al no querer romper con el capitalismo y sus instituciones, se ha condenado a aplicar la misma política que los liberales. En Grecia, no hay otra vía que la anulación de la deuda, la expropiación de los bancos y de las empresas estratégicas, la apertura de los libros de cuenta con el fin de que l@s trabajadorxs impongan su control y se hagan con todas las riquezas indispensables para satisfacer las necesidades sociales. Esas medidas no serían evidentemente compatibles con la política de la UE pero serían sobretodo incompatibles con el orden capitalista, se encuentren dichas instituciones en Atenas o en Bruxelas. Sólo la movilización de la clase trabajadora y de las clases populares  de Grecia puede imponer un programa anticapitalista como ese.

¡Basta de asuteridad, basta de represión !
El 15 de julio por la noche, miles de manifestantes se concentraron delante del Paralemento para seguir clamando su NO a la austeridad y a sus consecuencias para l@s trabajadorxs y la juventud. Tsipras y su gobierno han dejado las cosas claras : por un lado, acuerdos con los rapaces de la finanza y de los gobiernos supeditados a éstos, y por otro lado, la policía antidisturbia, las detenciones, las palizas a manifestantes que se movilizan. 14 de los cuales se enfrentan a entre 3 meses y 3 años de cárcel. Todo nuestro apoyo a es@s sindicalistas y militantes detenid@s hasta conseguir la anulación de todos los cargos. Sean cuales sean los supuestos matices, los Hollande, Rajoy y Merkel forman una coalición bien unificada contra la clase trabajadora sea de donde sea.

Por ello, nuestra solidaridad más concreta debe centrarse aquí en luchar contra la política antisocial de Rajoy y a partir de septiembre, demostrarle -sin esperar a las elecciones generales- que nosotr@s tampoco queremos su austeridad.

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