El gobierno ha tratado de apagar el fuego encendido por su
proyecto de ley del código del trabajo. Al principio jugó la carta de la
represión, golpeando sin complejos a los jóvenes que se habían atrevido a abrir
la vía de la contestación. Después trató de engatusarnos. Recibió a algunos
representantes de organizaciones estudiantiles y nos lanzó algunas migajas,
como un pseudo-impuesto para los CDD o contratos a tiempo determinado, o 3
meses de becas escolares de más para los estudiantes. Pero ni la represión ni
sus anuncios irrisorios han impedido que cientos de miles de jóvenes y
trabajadores sigan movilizándose.
Entonces el gobierno de Hollande-Valls lanzó una nueva carta:
un juego de bobos con Gattaz, el presidente de la Medef, digno de los peores
teatros de guiñol. Simulaban estar
descontentos por las cesiones que el gobierno habría hecho a las presiones de
la calle. El gobierno puede hacernos creer que verdaderamente ha hecho
concesiones al movimiento social. La prueba: el descontento de la patronal.
¿Pero de quiénes se burlan? Quién puede creer que la Medef
está descontenta cuando el gobierno le sirve en bandeja de plata la ley que le
va a permitir a la patronal usar a l@s emplead@s como mejor le parezca:
obligarles a trabajar más cuando los necesitan y despedirlos cuando ya no los
necesitan.
Si bloqueamos el país…
Si todos las y los asalariad@s dejasen de trabajar a la vez,
no solo un día sino muchos de golpe, finalmente se mostraría a todos estos adinerados
que su poder lo detentan porque acaparan el fruto de nuestro trabajo. ¡Si la
confianza cambiara de bando…!
Esto es lo que pasa por la cabeza de much@s trabajador@s, en
la cabeza de quienes se han movilizado contra el cierre de su empresa, contra los
despidos o también contra los recortes de plazas en la función pública. A
menudo hemos luchado aislados unos de otros y muchas veces hemos sufrido
derrotas. Hoy vemos por fin la posibilidad de reagrupar nuestras fuerzas y
poner fin a este gobierno y a su patronal.
No debemos dejar pasar esta ocasión. Con más de un millón de
personas en las calles el 31 de marzo, con “Nuits Debout” que no dejan de multiplicarse
en las cuatro esquinas de Francia, que expresan alto y claro que ya no queremos
este mundo, la movilización es de calado. Sabemos que para forzar al gobierno a
ceder, no podremos contentarnos con días de huelga aislados.
Al igual que con la movilización surgida en
noviembre-diciembre de 1995 o de mayo de 1968, necesitamos huelgas duraderas
que paralicen la economía. Estuvimos en huelga el 9 de marzo, luego el 31 y
estaremos de nuevo el 28 de abril pero ahora es la huelga reconvertible la que
está en el orden del día.
Los
trabajador@s temporales del mundo del espectáculo están en lucha contra el deterioro
de sus condiciones de trabajo: acaban de ocupar el teatro del Odeón de París.
Los trabajador@s de ferrocarril estarán en huelga desde el 26 de abril contra
la reforma de la SNCF y algunos plantean ya extenderla hasta el 28. Tenemos que
continuar para que desde el 29 de abril otros sectores se unan a la huelga y
hagamos doblar al gobierno. Podemos ganar, confiemos en nuestras propias
fuerzas: trabajador@s, jóvenes, desemplead@s y pensionistas, ¡todos juntos!
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